¿Competencia en una ley?
¡Hola de nuevo bloggeros! ¿Qué tal va todo?
Como habéis ido viendo, en las entradas anteriores me he centrado un poco más en el papel de mi familia dentro de esta burbuja de la educación de la que no consigo (y tampoco quiero) salir, pero ¡hoy me toca a mí!, aunque he de reconocer que siempre están ellos metidos por algún lado…
Hace unas semanas, estuvimos hablando en clase sobre la LOMLOE, la ley actual del sistema educativo español. Pero esta ley es algo diferente al resto de leyes educativas que la han precedido ¿sabéis?
Si hay una palabra que se repite una y otra vez cuando hablamos de esta ley, esa es “competencia”. Pero no os asustéis, que no se trata de competir, sino de saber usar lo que sabemos. La idea es que los contenidos de cada asignatura ya no se ven como cosas que hay que memorizar y repetir en un examen, sino como “saberes clave” que nos sirven para hacer algo con ellos.
Es un enfoque muy interesante ¿No creéis? Yo a medida que he ido analizando todo lo que aprendemos en la escuela, me he ido dando cuenta de que el conocimiento por si solo no basta. Lo que realmente importa es cómo lo aplicas y lo útil que te resulta este conocimiento para aplicarlo a situaciones reales.
Como estuvimos hablando en clase, esta idea no es del todo nueva, hace años que se viene hablando de trabajar por competencias. Pero la LOMLOE da un paso más: ahora nos dice claramente qué capacidades se espera que desarrolle el alumnado al final de cada etapa educativa. Es lo que se conoce como “perfil de salida”.
Lo más interesante es que ese perfil no se construye desde cada asignatura por separado , sino que todas las áreas del currículo se ponen al servicio del desarrollo de esas competencias clave. Es una forma de trabajar más conectada, es decir, más transversal. A partir de este enfoque integral, lo importante no es solo si sabes Lengua o Matemáticas, sino si sabes colaborar, resolver problemas, crear… ¿Y no es acaso eso lo que más vamos a necesitar en la vida?
Por otro lado, como os imaginaréis, el enfoque transversal y diferente que propone la LOMLOE no se puede trabajar desde la transmisión expositiva y tradicional de contenidos. La ley propone que nos olvidemos de los bloques de teoría sin más, para diseñar situaciones de aprendizaje, escenarios reales o simulados en los que el alumno debe poner en práctica lo que sabe para resolver problemas, tomar decisiones… También propone a través del DUA (diseño universal para el aprendizaje), la idea de plantear diferentes formas de exponer el conocimiento (a través de vídeos, presentaciones…), diferentes formas de demostrar y evaluar lo aprendido (desde exámenes hasta podcasts o maquetas) y diferentes opciones para mantener la motivación de los alumnos (trabajar en solitario, en grupo…). Así, conseguimos que el aula sea un espacio accesible y estimulante para todos.
Pero os preguntaréis realmente cómo podemos conseguir esto en la práctica, pues a través de…
¡Metodologías activas!
Creo que ya hemos hablado suficiente sobre la teoría, y las metodologías activas las podemos entender mejor desde la práctica ¿no? ¡Así que vamos allá!
A pesar de lo que os dije al principio… ya sabéis como soy, y no me puedo resistir a enseñaros una práctica que llevó a cabo mi madre con sus alumnos y que refleja perfectamente los saberes clave con lo que se trabaja desde la LOMLOE, es algo que podríamos considerar aprendizaje por proyectos.
Como recordaréis, mi madre es profesora de tecnología en secundaria y ayer le estuve preguntando si ella daba su asignatura desde este enfoque competencial. Me enseñó que en una de sus clases les propuso a sus alumnos un proyecto que consistía en que tenían que diseñar y programar un semáforo digital con Arduino para gestionar mejor el ambiente del aula: verde para cuando se puede hablar, amarillo para el trabajo individual en silencio y rojo cuando no se puede interrumpir a quien esté hablando.
Mi madre me explicó que con ello no solo pretendía que los alumnos aprendiesen a montar circuitos y saber utilizar Arduino, sino que además, con este proyecto, los alumnos podrían usar esos contenidos tecnológicos como saberes clave para dar respuesta a una necesidad real de su entorno, el ruido en el aula.
La verdad es que me pareció muy interesante ver cómo el ruido en clase se puede convertir en una oportunidad para aprender tecnología… Ya sabéis que en mi casa las conversaciones sobre educación se cuelan hasta en la hora de la cena, así que no pude evitar pensar: “¡Ojalá me hubieran hecho hacer algo así a mí y poder aplicarlo a veces en casa…!”. Pero bueno, no me quejo porque ahora sí que ha llegado el momento y…
¡por fin voy a hablar un poco de mi experiencia!
Voy a hablar sobre una experiencia que tuve también con el aprendizaje basado en proyectos, que me pareció muy interesante. En cuarto de la ESO en la asignatura de tecnología, mi profesor nos propuso la siguiente pregunta:
¿Sois capaces de crear una vivienda lo más sostenible posible?
Trabajando en grupos de cinco personas teníamos que conseguir diseñar una casa sostenible para contribuir a solucionar la problemática del cambio climático y el impacto que tienen las acciones humanas en él.
Para ello teníamos que presentar tres documentos:
- Un documento con las características de la vivienda
- Un presupuesto de lo que estimábamos que costaría construirla
- Una foto del diseño de la casa hecho con algún programa informático.
Esta fue la casa que nosotras diseñamos:
(Aquí os dejo en el enlace para que lo podáis ver mejor: https://www.canva.com/design/DAEcVMQ1nSI/romNgSsXmnoD9M732lsqhQ/edit?ui=eyJEIjp7IlQiOnsiQSI6IlBCOWZTNW0wTnpkMzExa2cifX19&utm_content=DAEcVMQ1nSI&utm_campaign=designshare&utm_medium=link2&utm_source=sharebutton )
Fue una experiencia muy enriquecedora, ya que a pesar de que era una actividad propuesta desde el departamento de tecnología, en realidad trabajamos contenidos de distintas áreas: matemáticas para los cálculos del presupuesto, ciencias para entender los materiales y el impacto ecológico, lengua para elaborar la presentación y por supuesto tecnología para entender las tecnologías que implantaríamos. Todo eso, sin separarlo por asignaturas, simplemente integrándolo para resolver un reto real y significativo, es decir, un trabajo interdisciplinar. Como hemos visto antes, esto es lo que busca la LOMLOE cuando habla de enseñar por competencias: aprender haciendo , pensando y colaborando, como en la vida real.
Entre las competencias que trabajamos en este trabajo se encuentran las siguientes:
- La competencia STEM, porque para entender cómo funcionaban las placas solares o qué tipo de energía era más eficiente, teníamos que informarnos bien. También tiramos de matemáticas para elaborar el presupuesto, y de conocimientos de biología para tener en cuenta factores como las estaciones del año o la orientación solar.
- La competencia digital también estuvo presente. Usamos herramientas como Homestyler para diseñar virtualmente la casa, y buscamos información en Internet, todo desde un uso crítico y responsable de la tecnología como propone la LOMLOE.
- Además, este proyecto no solo iba de ciencia y ordenadores, también nos hizo pensar sobre nuestro papel como ciudadanas. A través de la competencia ciudadana tomamos conciencia del impacto que tienen nuestras decisiones y acciones en el entorno y en el medioambiente, aprendiendo a pensar en soluciones reales y sostenibles.
- También trabajamos la competencia comunicativa, antes de la exposición oral tuvimos que redactar un guión y elegir el tono que utilizaríamos para convencer a nuestro profe de que nuestra casa era la más sostenible de todas.
- Por último, también estuvo presente la competencia personal, social y de aprender a aprender. En el grupo, cada una asumimos tareas en función de nuestras fortalezas, lo que nos ayudó a conocernos mejor. Tuvimos que organizarnos, cumplir plazos, resolver errores y tomar decisiones juntas. Aprendimos a colaborar, escucharnos y crecer como equipo y como personas.
La de cosas que se pueden trabajar con un simple proyecto ¿verdad bloggeros?
Este fue un trabajo que recuerdo con mucho cariño, de verdad siento que este trabajo me hizo aprender ¿sabéis? Me pareció muy interesante adentrarme tan a fondo en el problema de la sostenibilidad, que tan importante es en nuestra vida y que tan poco conocemos sobre él.
Así que sí, la educación competencial no es solo un concepto bonito en una ley, es algo que se puede vivir en el aula. Y, como he ido comprobando tanto en mi experiencia como en la de mi madre como profe, cuando aprendemos desde lo que nos motiva y nos conecta con la realidad, el aprendizaje se vuelve algo significativo y hasta emocionante.
¿Quién me iba a decir que diseñar una casa con mis compañeras me iba a enseñar tantas cosas?
¡Hasta la próxima, bloggeros!
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